La discoteca situada en el barrio de Constitución, reconocida como el gran semillero del rock nacional, fue un recinto utilizado por las bandas para producir sus trabajos audiovisuales, desde Divididos hasta Viejas Locas.
Más que una sala común y corriente, Cemento fue un predio que durante casi dos décadas dejó una marca imborrable, tanto en la memoria de los jóvenes como en la de los músicos, ya que tocar allí se había convertido en una indiscutida tradición de los '80 y '90.
En "Cemento, el semillero del rock", el periodista Nicolás Igarzábal recopiló historias relatadas por cientos de artistas que encontraron en ese espacio creado por Omar Chabán un salto hacia la gloria. En esta ocasión, te mostramos algunas anécdotas acompañadas de sus videoclips.
A.N.I.M.A.L. - Esperando el final
“Omar vino un día a vernos y nos dijo: ‘Yo quiero que ustedes toquen en Cemento porque tienen un potencial muy grande y sé que van a crecer’. Y nosotros nos quedamos sorprendidos, le decíamos: ‘Bueno, muchas gracias’”, recuerda Andrés Giménez, cantante y guitarrista de A.N.I.M.A.L.
“Nos parecía increíble porque veníamos de hacer un Arlequines (N. de la R.: hoy Buenos Ayres Club, en San Telmo) para 400 personas y Cemento nos quedaba muy grande. El primero lo hicimos temerosamente, habremos metido 600 personas, pero estuvo buenísimo. De ahí en adelante, empezamos a crecer mucho”, agregó.
Árbol - La vida
Cemento fue el primer reducto de la Capital Federal en el que Árbol jugó de local, dado que su “casa” originaria había sido El Mocambo, ubicado a metros de la estación de Haedo. “Pasar de meter 200 personas en El Mocambo a 1000 en Cemento era groso”, recordó Edu Schmidt, vocalista de la banda hasta 2006.
“Era indispensable para llegar a ser una banda grande. Era como terminar el secundario: la primaria la hacías en los pubs del barrio, Cemento era entrar al secundario y, cuando lo llenabas, lo terminabas”, sentenció.
El bajista de los Brujos, Lee-Chi, comentó que tocaban en Cemento diez veces por año y que recuerda especialmente que "hubo un show con unos dobles tocando con sus trajes negros de esqueletos y los verdaderos músicos mirando todo desde la cabina de enfrente”.
El músico define a la sala como una “escuela de rock” de la que hoy no quedan equivalentes. “Es bueno que los grupos entiendan lo que fue ese espíritu y traten de transformar lugares, sea una pizzería de barrio, un club hecho pelota o un bar”, opinó.
En 2001, Marcelo “Corvata” Corvalán y Andrés Vilanova dejaron A.N.I.M.A.L. para formar Carajo. “Todos los ex que triunfan son los cantantes del grupo, pero a ustedes les va a ir muy bien porque están buscando algo más”, cuenta Corvata acerca de lo que les dijo Chabán por dicha decisión.
Además, la banda de nu metal implementó en el local acciones como Club Carajo, una actividad de todo un día que mezclaba música con stands y un show a beneficio de los damnificados por las inundaciones en Santa Fe, ocurridas en 2002.
Los integrantes de Catupecu Machu repitieron dos veces "Calavera deforme" durante un show en Cemento en 1998, con motivo de asegurarse todas las imágenes necesarias para el videoclip. “El primer día hicimos a la banda tocando y al público, y en otra jornada hicimos todas las historias que aparecen en el video”, cuenta Juan Baldana, director del trabajo.
Las primeras presentaciones del grupo en Cemento eran intensas pero íntimas, ya que no superaban las 100 personas. “Nos escupían, nos tiraban de todo: fotos, monedas, zapatillas, pañuelos, muñequeras, anteojos, anillos, ¡hasta falopa!”, remarcó Juanse.
Con los años, la relación entre los Ratones Paranoicos y Chabán devino en confianza. “Nos sentíamos propietarios del lugar y él se sentía propietario nuestro”, indicó el baterista Rubén “Roy” Quiroga, aunque el líder de la banda pensaba que Omar era un tacaño por no refaccionar la sala.
Los únicos registros fílmicos oficiales de Sumo provienen de esas jornadas de grabación en Cemento. “Un día grabamos seis videos todos juntos y me causó mucha gracia salir a la calle, meterme en el camión que tenía la gente que filmaba y que estuviera sentado en una silla Johnny Allon, ¡que era el dueño del camión!”, le contó a Igarzábal con una sonrisa Roberto Pettinato.
Desde principios de los 90 y hasta 1998, la banda tocó al menos una vez cada tres meses en el recinto. “Cada tres o cuatro temas de Viejas Locas, tocábamos uno de los Stones”, rememoró Fabián "Fachi" Crea sobre la ausencia de repertorio en los primeros años.
“Era indispensable para llegar a ser una banda grande. Era como terminar el secundario: la primaria la hacías en los pubs del barrio, Cemento era entrar al secundario y, cuando lo llenabas, lo terminabas”, sentenció.
Los Brujos - La Bomba
El bajista de los Brujos, Lee-Chi, comentó que tocaban en Cemento diez veces por año y que recuerda especialmente que "hubo un show con unos dobles tocando con sus trajes negros de esqueletos y los verdaderos músicos mirando todo desde la cabina de enfrente”.
El músico define a la sala como una “escuela de rock” de la que hoy no quedan equivalentes. “Es bueno que los grupos entiendan lo que fue ese espíritu y traten de transformar lugares, sea una pizzería de barrio, un club hecho pelota o un bar”, opinó.
Carajo - El vago
Además, la banda de nu metal implementó en el local acciones como Club Carajo, una actividad de todo un día que mezclaba música con stands y un show a beneficio de los damnificados por las inundaciones en Santa Fe, ocurridas en 2002.
Catupecu Machu - Calavera deforme
Divididos - Sábado
“No teníamos augurios muy positivos”, comentó Ricardo Mollo en diálogo con Lalo Mir en el programa Encuentro en el Estudio, ya que en aquella época gran parte del público esperaba que Luca salga al escenario y confesara que su muerte "era una joda".
El video de “Sábado” se grabó un domingo a la mañana en Cemento junto a 50 fans que hicieron de extras. La escena final muestra a Mollo sirviéndose una cerveza en la barra, justo cuando Federico Gil Solá lo golpea en la espalda y le hace derramar el vaso. “La tuvimos que hacer como 80 veces porque yo me tentaba cada vez”, recordó el ex baterista del trío.
Flema - Nunca seré policía
“Por ahí teníamos 20 shows en el mes, pero el de Cemento era siempre el más importante, ahí jugábamos de local. Estar ahí dentro era estar en otro mundo. Empezaba el recital y no sabías cuándo terminaba”, comenta Diego Piazza, baterista de Flema desde 1999.
Ratones Paranoicos - Enlace
Las primeras presentaciones del grupo en Cemento eran intensas pero íntimas, ya que no superaban las 100 personas. “Nos escupían, nos tiraban de todo: fotos, monedas, zapatillas, pañuelos, muñequeras, anteojos, anillos, ¡hasta falopa!”, remarcó Juanse.
Con los años, la relación entre los Ratones Paranoicos y Chabán devino en confianza. “Nos sentíamos propietarios del lugar y él se sentía propietario nuestro”, indicó el baterista Rubén “Roy” Quiroga, aunque el líder de la banda pensaba que Omar era un tacaño por no refaccionar la sala.
Sumo - La rubia tarada
Viejas Locas - Todo sigue igual
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